Undécimo día. La antigua capital Nara

Ciervos de Nara
Nara está al sur de Kyoto a unos 45 minutos de tren y es famosa por haber sido la primera capital de Japón. Esto hace que tenga un conjunto de templos dignos de visitar. Pero lo que le da el punto a esta visita, mal que les pese a los historiadores, son sus ciervos. La ciudad y sus templos están llenos de ciervos que campan a sus anchas. Aunque realmente se encuentran en las zonas verdes, también los ves alrededor de todos los templos.

Por 150Yen (1,2€) se compran unas galletas que les encandilan y así se divierte a los turistas. Sin embargo, como avisan los carteles, los ciervos son animales salvajes y se ponen un poco brutos al olor de las galletas (Raquel se ha llevado un mordisquito cariñoso de uno de ellos).
Como la zona de templos es muy amplia, hemos alquilado unas bicis en la estación (700Yen). Así se recorre toda la zona sin cansarse mucho y se explora mejor, aunque haya alguna cuesta. Ahí van algunas de las fotos de los templos del lugar. Las zonas alejadas están menos frecuentadas y son más tranquilas. Los que están más metidos en el monte y el bosque son especialmente bonitos y se caracterizan por tener muchas lámparas de piedra, con paneles de papel.
Cuesta abajo llegamos en un momento al centro antiguo de Nara y después de comer algo (se nos pasó la hora y tuvimos que pillar comida del súper) nos dirigimos a Fushimi Inari. Aunque está de camino a Kyoto, se tarda 70 minutos en llegar, porque hay que coger un tren local que hace muchas paradas.

Fushimi Inari
Fushimi Inari
Fushimi Inari está situado en una colina y es un lugar donde empresas y particulares vienen a rezar y hacer ofrendas a Inari, diosa del arroz, ahora venerada como diosa de los negocios, para que les vaya bien la economía. Y aquí lo que se lleva es poner un tori (esas puertas rojas), cuanto más grande mejor, tanto para el que la pone, como para el que cobra por ello. Volvemos a la reflexión del buen saber hacer negocios de esta gente, puesto que encima esto es una de las atracciones número uno en la zona de Kyoto. Las empresas pagan por poner los toris, los monjes cobran por ello y los turistas venimos a verlo. Dicho lo cual, el sitio y el paisaje resultante es espectacular. Además hemos llegado a una hora a la que el sol se estaba poniendo y no hacía mucho calor. El camino cuesta arriba es más de una hora pasando a través de toris continuamente. En total al final casi dos horas allí entre subir y bajar.
Nos ha pillado el atardecer en la cima y bajar de noche, aunque hay iluminación.
Mañana nos toca Hiroshima y la isla de Myyajima y tenemos que madrugar para llegar pronto. De nuevo preparamos las maletas para que las envíen por correo a nuestro siguiente y penúltimo destino, Osaka.

nulain

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