Hanoi


Escribo agazapado bajo un soportal a la espera de que escampe. Es lo que tiene la temporada de lluvias, que te puede pillar en cualquier momento.

Anoche llegamos a Hanoi y al hotel muy tarde (1:00 a.m.) y estaba todo muerto, pese a estar en el casco antiguo. Por la mañana sin embargo Hanoi se presenta como una mezcla entre ciudad frenética, con comercios y carteles mires donde mires; y edificios franceses coloniales y tiendas modernitas. Y como siempre, mucha, mucha gente comiendo en los puestos callejeros desde primera hora.

Para conocer Hanoi hemos contado con Gisela, una voluntaria de Hanoi Free Tour Guide, grupo organizado de estudiantes de Turismo de la universidad. Para nuestra sorpresa Gisela habla español bastante bien y tiene una predisposición sorprendente para su edad, además de conocer la ciudad y su historia muy bien.

En primer lugar nos dirigimos en taxi al Mausoleo Ho Chi Ming, donde descansan sus restos momificados. Ho Chi Ming es el gran héroe y líder nacional que acabó con el colonialismo francés y quiso que sus restos se incineraran y dispersaran por el país. A su muerte los gobernantes sin embargo prefirieron hacerle un mausoleo estilo soviético al que el pueblo pudiera ir a peregrinar y presentar sus respetos. Como la cola para entrar es larga (y el interés dentro escaso), decidimos simplemente rodearlo por fuera, que es donde más luce.



En la misma zona es posible visitar los jardines de la residencia oficial del gobierno de estilo francés, junto con las que fueran las casas utilizadas por Ho Chi Ming, muy sencillas y humildes como se dice era su personalidad. Se visitan dos: una de ladrillo, junto a los garajes y coches; y otra de madera tradicional, muy bonita. Ho Chi Ming también tenía su estanque con carpas y dicen que le gustaba alimentarlas todas las mañanas llamando su atención dando palmas.



Terminamos la visita de la zona con la Pagoda de un pilar, monumento completamente restaurado ya que fue destruido por los franceses de coraje antes de que los echaran. Es una pagoda sencilla, con la gracia de estar sostenida en único pilar.


En la misma zona está el museo de Ho Chi Ming, enorme, pero Gisela no nos aconseja entrar, ya que no sería de mucho interés para nosotros. Volvemos a buscar un taxi para llegar al templo de la literatura, antigua universidad donde se enseñaba literatura y donde los alumnos acudían a los exámenes de graduación. Me recuerda mucho al Templo de Confucio en Pekín y de hecho aquí también encontramos una figura suya en uno de los edificios principales. La forma es la habitual: puerta, patio, puerta, patio, primer altar, patio, segundo altar, patio, tercer y más importante altar. Según avanzas vas subiendo de nivel.




Regresamos al centro a comer en uno de los muchos locales. Aquí son tempraneros, así que aunque son sólo las 12:00, nos metemos para el cuerpo unos rollitos vietnamitas y dos platos de pescado y ternera que se mezclan con noodles y hojillas de hierbas frescas. Muy rico todo.

Ya con el buche lleno paseamos por las callejuelas hasta una casa típica bien conservada y el lago Ho Hoan Kiem, lugar de encuentro y paseo para los locales, muy animado a cualquier hora. Cuenta la leyenda que en este lago una tortuga prestó al rey una espada con la que por fin pudo echar a los invasores mongoles. Cuando el rey regresó victorioso la tortuga se la pidió de vuelta y así lo hizo. Lo cierto es que en la historia reciente un pescador hirió una tortuga enorme en el lago, que estiman podía tener unos 200 años. Lamentablemente no consiguieron salvarla y murió, pero conservan sus restos en el interior del templo que se encuentra en el lago.



Cerquita visitamos el barrio más francés, con la ópera, edificios coloniales reconvertidos en centros comerciales, edificios públicos, etc. Nada especial. Para mi estos barrios no tienen mucha gracia, para esto no vienes hasta Asia, pero como está cerca... Al menos me comí un helado :-)

Ya de regreso al hotel, Gisela, que no ha parado de estar atenta de nosotros y contarnos cosas, nos sorprende con un local único, ¡un café donde sirven café con huevo! Aunque la receta es secreta y el dueño no la revela, creemos que la idea es poner la clara y huevo a punto de nieve y mezclarlo con el café. Sorprendentemente está bastante rico, tanto helado, como caliente.



Salida nocturna
Cuando se pone el Sol volvemos a la calle. Sobre las 18:00 todo el mundo empieza ya a cenar en los puestos callejeros y van montando el mercado nocturno en Hang Dao, cerca del lago (típico mercadillo español). Una calle muy popular es Ta Hien, que además está cortada al tráfico los fines de semana. Ante la duda, lo mejor es sentarte en cualquiera de los puestos donde más gente haya y pedir lo que los demás, al azar. Aunque hay extranjeros, esta no es para nada la típica zona de turistas. Los vietnamitas abarrotan las calles y bares comiendo y paseando, así que el ambiente nos encanta. En poco estamos sentados ya en unas mini banquetas de plástico, abiertos de piernas (elegancia cero), rodeados de vietnamitas, con una barbacoa portátil de pollo y verduras sobre la mini mesa, nuestra cerveza local y comiendo con palillos. Y ya puestos, haciendo ruido al masticar, como es costumbre local (lo siento mamá, tantos años de pequeño diciéndome lo contrario tirados en un momento).


Terminamos el día con un paseito alrededor del lago Ho Hoan Kiem. Y aquí es cuando la lluvia nos la juega. Empieza a llover como si no hubiera mañana. Nos refugiamos. Todo el mundo corre a cubierto empapados. Sin embargo al poco las motos empiezan a circular con chubasqueros (alucino). Después de casi una hora, aburridos de esperar, empezamos a movernos, compartimos cobijo con un hombre orquesta, cantamos la bamba a violín, ellos nos cantan su himno nacional y finalmente nos lanzamos a lo que sea. En un momento incluso el agua me llega al tobillo, pero por fin empapadísimos llegamos al hotel. Lección aprendida, nunca salgas sin el chubasquero.



€€€€€€€€€
Taxi 1: 40.000 vnd
Taxi 2: 20.000 vnd
Taxi 3: 50.000 vnd
Entrada templo literatura: 30.000 vnd
Comida para tres: 320.000 vnd
Entrada casa época: 10.000 vnd
Café huevo: 20.000 vnd
Barbacoa para dos y cervezas: 240.000 vnd
Darme la vuelta y ver a Raquel con un micrófono en mano dispuesta a cantar la bamba con un tío al violín: no tiene precio :-)

nulain

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