Trotamundos Andaluz

Bogotá ha sido la primera gran ciudad de sudamerica por la que me he movido libremente y he visitado a mi aire. Antes había estado en algunos sitios de centroamérica, pero siempre con guías o simplemente de paso. No sabía muy lo que me encontraría, y tal vez por eso, me sorprendió para bien. La mayoría de los tours apenas utilizan Bogotá como ciudad de entrada y salida para visitar el resto del país. Sin embargo, en mi opinión bien merece una visita, aunque sea un par de noches. En nuestro caso exactamente dos, una en la ida y otra a la vuelta. He aquí como exprimimos el tiempo que tuvimos.

Día de llegada, Monserrate

Nada más llegar al aeropuerto a la tarde, cogimos un taxi al hotel que habíamos reservado cerquita, nos refrescamos y llamamos un Uber para que nos llevara a la base del cerro de Monserrate, donde se coge un teleférico que sube hasta la cima.

Basílica del Señor de Monserrate

Allí está la basílica del Señor de Monserrate, sencilla, moderna, de 1920, santuario de peregrinación que hace parte de la Arquidiócesis de Bogotá. Como curiosidad, el santuario acoge, desde 1640, una réplica de la Virgen de Montserrat, igual que la del Monasterio de Montserrat de Barcelona, flanqueada por la bandera colombiana y la bandera de Cataluña.
Si bien para los colombianos es un sitio de peregrinación religioso, especialmente abarrotado los domingos y festivos, no son menos impresionantes las vistas, especialmente a la hora del atardecer. Desde aquí se aprecia la espectacular extensión de la ciudad, su iluminación, la zona de rascacielos al frente, la puesta de Sol al fondo... Hice mil fotos. Pero tiene dos problemas: hace un frío de narices y estás a 3152 mts de altura, por lo que recién llegados de España sin tiempo de aclimatarnos sufrimos un poco de mal de altura.



​Además de la básilica, hay una callejuela de tiendas de souvenirs, donde además puedes tomar algo. Pero hay también varios restaurantes muy elegantes donde se puede comer muy bien y disfrutar de las vistas (€€€). Por supuesto nosotros habíamos reservado en uno de ellos para darnos un buen homenaje e inaugurar el viaje. Es muy recomendable reservar y pedir mesa en la terraza, que aunque es cerrada, tiene unas vistas espectaculares por las ventanas. Y con esto dimos el día por concluido, Uber de vuelta al hotel y al día siguiente vuelo a Amazonas.

Teleférico

 
Día de regreso, Chapinero

De regreso de nuestra ruta por Colombia, teníamos una última parada en Bogotá. Una tarde/noche completa de Sábado y la mañana del día siguiente, en Domingo. Cogimos en hotel en Candelaria, la zona antigua y más turística.

Utilizamos el Sabado para visitar el barrio de la zona del Parque de la 93, en el barrio de Chapinero. Se trata de una zona residencial, con varios centros comerciales, muchos locales y restaurantes, mucha gente paseando, en bici, perros jugando, familias y niños... Tuve oportunidad de saber luego de hablar con gente de la zona que se trata de un barrio de gente acomodada. Me pareció muy agradable. Según fuimos bajando hacia el sur, nos cruzamos otra zona ajardinada, el parque de El Virrey, varias calles con muchas zonas de marcha, discotecas, sexshops, tiendecitas, club nocturnos, casino... la cosa iba empeorando. Anduvimos un montón (4 kms), fijándonos en las fachadas, tiendecitas... pero aquello parecía no tener fin y tampoco nos aportaba ya nada como turistas. Llegado un punto, cogimos un taxi y regresamos a Candelaria donde teníamos el hotel. Visto lo visto, habría sido más inteligente quedarnos en la zona del principio y cenar, pero es que nos gusta explorar.

Chapinero

Domingo de regreso, Candelaria

Como teníamos el vuelo por la tarde, había que aprovechar la mañana. Yo lo primero que hice fue levantarme temprano, calzarme las zapatillas y subir corriendo a Monserrate. Hay un camino, bastante empinado, que lleva desde la base donde el teleférico hasta la cima. Por la noche no es recomendable, pero por el día no tiene peligro. De hecho, por ser Domingo, estaba abarrotado de gente subiendo, algunos como yo haciendo deporte. Otros en peregrinación, rezando.

Camino peatonal a Monserrate

Disfruté mucho el camino y charlé con otros chavales que también habían subido corriendo. Eso sí, no es un camino fácil. De bajada, según avanzaba la mañana, el camino se fue llenando de más y más gente, hasta el punto de tener que pedir permiso para pasar, ¡petao!

Vista desde Monserrate

El segundo plan del día era pasear por el barrio de Candelaria, sus callejuelas antiguas y empinadas y  la plaza de Bolivar. Hay bastantes locales modernitos, bien decorados, elegantes, agradables. Es cuestión de ir fijándote. A mi me gustó mucho Casa Kanú, que teníamos junto al hotel.


En la plaza Bolivar se encuentra la Catedral (entrada libre), el Capitolio Nacional, el Ayuntamiento y el Consejo de Estado. No sé si por ser Domingo o será así siempre, la plaza Bolivar estaba muy animada y nos tuvo entretenidos un buen rato. Desde ahí sale una calle peatonal muy agradable y que lleva directo hasta el Museo del Oro.

Barrio de Candelaria

Plaza Bolivar

Y como tercer plan de la mañana, el plato fuerte, el Museo del Oro. Una institución abierta al público cuyo fin es la adquisición, conservación y exposición de piezas de orfebrería y alfarería de culturas indígenas del periodo precolombino de la actual Colombia (¡gracias Wikipedia!). Había oido maravillas de este museo antes de venir a Colombia y la verdad que no me defraudó. Recomiendo coger el audioguía, por un precio muy razonable. Estuvimos visitándolo cuatro horas, encantados, aunque según nos dijeron la gente suele pasar dentro unas dos horas. A nosotros nos encantó.

El único problema es que se nos echó el tiempo encima y decidimos no entretenernos con la comida en un restaurante, por lo que ya desde aquí salimos pitando al hotel y al aeropuerto. En el aeropuerto hay suficientes opciones para comer y entretenerse, así como para quemar los últimos pesos antes de salir del pais.

Exterior del Museo del Oro

Museo del Oro