Para quienes preguntan si el viaje no se hace largo, siempre respondo lo mismo: Para mi es una oportunidad de disponer 24 horas para no hacer nada, sin pensar si debería estar haciendo algo más productivo, para dormir por dormir, ver una peli aunque sea mala, mirar durante horas por la ventanilla e imaginar el mundo ahí abajo (nunca me aburro de hacerlo), leer más sobre el destino o aprender algunas palabrillas del idioma... Al final hasta me falta tiempo.
Sin más problemas a las 1:20 a.m. salimos de Estambul y llegamos después de 10 horas a Singapur a las 17:40. Entre el buffet libre de 8 horas del aeropuerto y las cuatro comidas de avión, tengo la sensación de haberme pasado el día comiendo.
La organización del aeropuerto de Singapur es estupenda. Me encanta este país. Todo está perfectamente indicado. En una horita llegamos en metro al hotel y tras una ducha nos dispusimos a dar una vuelta hasta la famosa Marina.
Una cosa que llama la atención en este tipo de ciudad, igual que en Hong Kong, es la cantidad de pasajes y formas de pasear y cruzar las calles. Una vez cerca de la Marina hemos pasado varios subterraneos, atravesado un centro comercial, un hotel, una galería de arte, terminado en el teatro con forma de Durian y finalmente, llegamos al paseo. Curioso, aunque lía un poco.
Después de un buen paseo y una cena decente en un Indonesio regresamos al hotel, que mañana nos espera el vuelo a Camboya. A la vuelta podremos dedicar un poco más de tiempo a Singapur.
Lounge aeropuerto Estambul: 20€
Ticket metro Singapur aeropuerto-ciudad: 2,30 SGD
Cena (calidad media, gado gado, satai, tofu rebozado, tempe y dos zumos): 36 SGD
Taxi ciudad-aeropuerto: 15 SGD
Muy bonitas las vistas nocturnas, debe ser una ciudad animadísima.
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