Ho Chi Min City, o Saigon, como prefieren llamarle los locales es la ciudad más poblada de Vietnam. Una ciudad enorme llena de ciclomotores, con un tráfico caótico y una arquitectura irregular, cada edificio de su padre y de su madre. Como buena ciudad asiática, hay miles de comercios uno detrás de otro mires donde mires, así como puestos de comida callejera por doquier. Aquí también se han instalado ya las grandes franquicias como Starbucks, que ocupan esquinas enteras.
Para entrar en el país, nada de visado, ni pagar. Pasaporte y listo (sólo estancias de menos de 15 días). Cambiamos dinero en el propio aeropuerto, ya que el cambio está bastante bien. Y directo al hotel en el distrito 1 con la línea 152 (no llega a 50 céntimos por persona). De momento Vietnam bien. Además, primero unos jóvenes y luego otro más mayor, se interesan por nosotros y nos meten conversación continuamente asegurándose de que encontremos nuestro hotel.
Para aprovechar bien el tiempo, según llegamos habíamos quedado con una organización de estudiantes de turismo voluntarios para que nos enseñara lo básico y no perdernos. Aunque obviamente no se puede comparar con un servicio profesional, nuestra guía es súper simpática y nos lleva perfectamente por la ciudad: mercado de Ben Tran, teatro, oficina de correos, catedral... todos estos últimos de estilo francés. Y por supuesto el monumento a Ho Chi Min, al que veneran ciegamente. Visita casi obligada al museo de memoria de la guerra: Un poco de historia, fotos de las atrocidades de la guerra, consecuencias del agente naranja, una vitrina con armas y armamento pesado fuera. Lo más curioso de todo: los vietnamitas tienen prohibido acompañar a los extranjeros, por lo que nuestra guía se queda fuera (1,5 horas de visita, unos 60 céntimos la entrada).
Y seguimos con el tour de comida en moto, desde las 18:00 hasta las 22:00, cinco distritos, cinco restaurantes locales, mucha comida. Tengo que decir que aunque bastante caro, lo pasamos genial, nos divertimos un montón, el equipo estaba súper organizado para lo jóvenes que son y probamos un montón de cosas que de otro modo no habríamos probado. Y lo mejor de todo, la simpatía y conversación de las chicas no tenía fin y en perfecto inglés.
Y seguimos con el tour de comida en moto, desde las 18:00 hasta las 22:00, cinco distritos, cinco restaurantes locales, mucha comida. Tengo que decir que aunque bastante caro, lo pasamos genial, nos divertimos un montón, el equipo estaba súper organizado para lo jóvenes que son y probamos un montón de cosas que de otro modo no habríamos probado. Y lo mejor de todo, la simpatía y conversación de las chicas no tenía fin y en perfecto inglés.
De momento pondré algunas fotillos y luego añadiré los nombres, ya que nos dieron el menú de lo que comimos.
La comida, en especial los dos platos de abajo, tiene un colorido atractivo y apetece probarla, pero "eso" que está en el medio cascarón de huevo da repelús, parecen ojos de lagarto o de serpiente, uff...
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