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Hotel |
Una cosa que ya hemos aprendido, en general para todo Bali, es que las ciudades no tienen un centro o una zona que merezca la pena para pasear, al estilo de como sí lo tienen, por ejemplo, las ciudades europeas. Hay excepciones, por supuesto. Pero por ejemplo, las aceras son un desastre, con unos socabones enormes cada diez pasos; y al ser todo casas bajas, las ciudades son muy alargadas y a menudo centradas en una sóla calle, por tanto larguísima.
El día de hoy lo hemos limitado a salir en barco a buscar delfines, un poco de snorkel, tomar el Sol, salir a comer y a perrear. Tampoco está mal, que mañana ya sí haremos turismo del duro.
Por cierto, lo de los delfines es un cachondeo. Lo venden como la mayor atracción de la zona. Estábamos por lo menos 60 barcos, cada uno con entre dos y seis turistas. Cada vez que un grupo de delfines se asomaba a respirar, todos a acelerar hacia donde estaban. Salen tres o cuatro veces como en la foto y para abajo. Vuelta a esperar a ver por dónde salen y apretar motores en cuanto los ves. Al final nos lo hemos tenido que tomar a cachondeo a ver quién los veía antes, pero desde luego no merece en absoluto la pena. Nada como la tranquilidad de bucear y meterte realmente en su medio.
Visto el hotel con su piscina privada y cama colgante no parece que dé mucho deseo salir de excursión, sobretodo estando cansado, pero tampoco vais a volver a Bali dentro de unas semanas así que hay que aprovechar el tiempo al máximo y conocer todos los rincones posibles.
ResponderEliminarUn besote