Impresiones de La Habana


Teníamos muchas ganas de pasar un fin de año calentito y para terminar 2013 nuestro destino fue Cuba. Fue una visita rápida parando únicamente en La Habana y Cayo Coco. En total 7-8 días.

Para visitar La Habana contamos el primero de los días con un guía local que habíamos contactado por Internet. Nuestro interés venía más para poder hablar y preguntar sobre el modo de vida en la isla, más que por las visitas a la ciudad, que es muy sencilla y relativamente segura. La estancia en Cayo Coco era un paquete organizado de traslado y hotel (de estos con pulserita todo incluido), por lo que poco tenía que hacer en cuanto a organización.


En los últimos años Cuba ha estado cambiando mucho. Y lo que nos sorprendió realmente es lo que La Habana tuvo que ser en sus buenos años cuando los americanos metían y metían dinero en la isla como si fuera su parque de atracciones. Tuvo que ser una ciudad impresionante, un Mónaco o Suiza de los años cincuenta, con edificios espectaculares, coches y hoteles de lujo, ricachuelos por todos lados, abrigos de piel, sombreros, música... Pero el dinero se fue, el tiempo como que se paró y ahí se quedaron los edificios y los coches, sin nadie que los mantuviera, abandonándose poco a poco...



La impresión hoy en día de La Habana es totalmente distinta de lo que habría sido en los 50. Aún así, la visita no desmerece, simplemente es distinta, pero tampoco voy a decir que sea una maravilla. Viajar no es sólo ir a sitios "bonitos", sino también conocer lugares o gentes que te enriquezcan de una forma u otra.

Cuando llegamos a La Habana era de noche. Después de un poco de desorganización, nos ponemos rumbo a la ciudad con un grupo de españoles. Una pareja muy simpática nos comenta que llevan viniendo más de 10 años seguidos. Es su destino favorito... A nosotros lo primero que nos llama la atención es la falta de alumbrado público en las calles. Apenas vemos por dónde vamos. Todo parece un poco desangelado.

Ya por la mañana, empezamos a pasear haciendo tiempo hasta la hora que hemos quedado con nuestro guía. De inmediato notamos la falta de dinero para mantener lo que quedó de una ciudad espectacular. La mayoría de las construcciones están muy deterioradas.



La Habana tuvo una de sus épocas de esplendor en la primera mitad del siglo XX, justamente cuando ocurría lo contrario en muchos otros países. El legado arquitectónico que quedó es magnífico. Continuamente nos vemos diciendo: "Oh, esto tuvo que ser impresionante en su momento..."Desde que en 1980 la UNESCO declarara el centro de la La Habana patrimonio de la humanidad, se ha restaurado poco a poco buena parte. Sin embargo, aún queda muchísimo trabajo por hacer. A muchos no les gusta cómo está quedando, argumentando que se está perdiendo la "esencia" de La Habana. Y en parte es cierto. Es verdad que aún no se han instalado McDonalds, Starbacks o KFC, pero sí sorprende ver en plena Plaza Vieja un par de tiendas de ropa de marcas occidentales bien caras. ¿Para quién son? Obviamente para el turista, porque locales no verás dentro.

Acostumbrados al capitalismo, nos sorprende el escaso comercio que encuentras por la mayoría de las calles del centro. Al principio no sabía muy bien qué era eso que echaba en falta, hasta que mi estómago me recordó su presencia y me di cuenta de que no había visto en ningún momento donde comprar algo de comida. Por el camino entramos a ver varios hoteles majestuosos y en general todos cuentan con restaurantes donde comer o beber algo. De vez en cuando hay alguna carnicería, una pollería, poco más. En la calle del Obispo la cosa cambia. Ahí ya tenemos algún pub más animado, farmacias y librerías. También algún pequeño y discreto local de comida rápida. A mí me siguen impresionando más estas calles ruinosas...



Detrás del famoso Capitolio, atravesando un paifang chino, encontramos un barrio diferente, con bastante vida y comercio, aunque no al estilo occidental al que estamos acostumbrados. Tiendas sencillas con productos básicos, mal presentados, baja calidad, precios para locales. Realmente nada que apeteciera comprar.


Nuestra última visita en La Habana es el Museo de la Revolución, que reúne material y colecciones relativos a la revolución cubana. Al cambio, el precio para los turistas es del orden de 40 veces más caro que para los locales. Aún así no es caro, aunque sólo recomiendo verlo si tienes bastante tiempo o te interesa mucho la historia. Como occidental, quizás lo más llamativo es ver la historia desde la otra perspectiva, valorar lo que supuso la revolución Cubana, sus orígenes y como evolucionó. Y ya que cada saque sus propias conclusiones. En este sentido lo más interesante es el material propagandístico y los mensajes que se hicieron llegar al pueblo.


Aunque no somos mucho de salir, en La Habana si quieres salir de copas, hay varios sitios interesantes en el centro. Nosotros preferimos disfrutar de la cena y descansar. Y por supuesto en La Habana, hay dos visitas obligadas, ¿adivinas?



¿Qué visitar en La Habana?

  • Paseo por la Habana Vieja, con la Plaza de la Catedral, Plaza Vieja, Calle Obispo...
  • Parque Histórico Militar Morro Cabaña
  • Centro de la Habana, donde el Capitolio o el Museo de la Revolución.
  • Barrio Vedado, donde la Plaza de la Revolución, el Malecón o el Hotel Nacional.
Y por supuesto, pasear por las calles y ver la vida de la gente.

Nuestro próximo destino, ¡Cayo Coco!



nulain

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