Octavo día. Llegada a Kyoto

Hemos dormido como campeones en los futones del ryokan. Raquel incluso se ha levantado sin despertador por su cuenta. Optamos por tomar el desayuno occidental, para darle una alegría a nuestro paladar y ha sido un acierto. Por aquí desayunan más o menos lo mismo que comen o cenan, por lo que no nos perdemos nada.

Teníamos el plan perfecto para llegar a Kyoto y visitar el Palacio Imperial a las 14:00, hora a la que habíamos podido reservar previamente por Internet. Pero se nos ha torcido. Olvidamos los pasaportes en el ryokan y hemos tenido que esperar a que nos los trajeran a la estación de Odawara, desde donde salía el tren a Kyoto. Enviarlos por correo era problemático porque nos hacían recibirlos en persona y tener que quedarnos a la espera en el hotel. Con eso hemos perdido el tren que teníamos, pero hemos podido coger otro 30 minutos después, aunque más lento, así que hemos desistido de visitar el Palacio.
De primeras la estación de Kyoto parece un poco liosa y por lo que sea las indicaciones no son tan intuitivas como habíamos visto hasta ahora. Simplemente hemos tenido que preguntar en información turística, fin del problema.
Hemos empezado visitando el mercado Nishiki (línea 5 de bus en parada A1, fuera de la estación). Es como dicen el mercado de cocina de Kyoto. Hay muchísimas tiendas y una cosa divertida y llamativa que tienen los mercados aquí en Japón es que ponen muchas muestras para probar. Con tantas cosas raras y desconocidas, para nosotros es toda una experiencia. Esto de la foto eran muestras para probar.
También hay una tienda famosa donde comprar cuchillos, pero a qué precio. Nosotros hemos parado a comer una cosa que no habíamos probado nunca: mochis a la plancha... Me quedo con los normales.

Muy cerquita del mercado está Gion, el famoso barrio donde están muchas casas de geishas y maikos. De estas no hemos visto ninguna por la calle, pero el ambiente del barrio es bonito, más cuando cae la noche y, eso sí, muchas mujeres van con sus trajes tradicionales y le dan encanto al barrio.
En el camino hemos entrado a una turistada, pero que bien nos ha servido para descansar y ver algo de la cultura más tradicional. Se llama "Esquina de Gion" y te muestran en una hora, y de manera muy concentrada, siete artes de Japón: ceremonia del té, música de Koto (instrumento de cuerdas), arte floral, gagaku (música y danza para la corte, muy rara), Kyogen (una comedia muy cachonda, que aunque fuera en japonés se podía seguir bien gracias a la descripción que te dan con el programa), Kyonami (danza japonesa realizada por una maiko) y bunraku (teatro de marionetas, movida por tres hombres). Un poco caro, pero un espectáculo completo y recomendable.
Después de esto hemos estado a la caza y captura de Geishas y Maikos cual paparazzis por el barrio, pero no hemos visto ninguna. Las chicas según salen de donde viven o de los restaurantes, se meten en taxis y desaparecen fugazmente. Demasiado turista cámara en mano suelto. A falta de Geishas, os dejo una fotillo de unos transeúntes locales (en Gion hay muchos restaurantes, aunque bien caros, y la gente imagino que sale con sus mejores galas para ir a cenar).

El hostal está genial y el ambiente muy agradable. Mañana toca día de templos, así que a dormir.
Hasta mañana.


nulain

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3 comentarios:

  1. Parece el Japón más tradicional.
    Los productos que ofrecían para probar parecían todos vegetales, ¿los condimentan con algún aliño o salsa?

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    1. Bueno, bueno, Kyoto sorprende. En realidad es una ciudad enorme y moderna, con una distribución de calles tipo cuadricula muy largas, excepto por algunos barrios que son estos más antiguos y donde están las casas de Geishas y los templos.

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    2. Lo de esta foto sí, era una tienda de productos vegetales, pero lo de probar te lo hacen en casi todas. Y no sólo en este mercado, en general en todos lados. Estas cosillas casi siempre van condimentadas, ahora, no preguntes con qué, porque incluso aunque fueran capaces de decírtelo en inglés, sería vocabulario que desconozco.

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