Décimo cuarto día. Koyasan

Esta mañana hemos salido de Osaka destino Koyasan, uno de los lugares más sagrados de Japón, centro del budismo Shingon. Aquí fue donde en 816 Kobo Daishi decidió crear un templo después de regresar de la actual X'ian, en China, de aprender esta rama del budismo. Poco a poco fueron haciéndose muchos otros templos, llegando a haber dicen más de 1000. A día de hoy quedan poco más de 100 de ellos y la mitad sirven también de alojamiento a turistas.

Así que pueblo, pueblo, lo que se dice pueblo, hay poco. Mires donde mires ves templos, aunque también funcionen como alojamientos. Por supuesto, nos hemos quedado en uno de ellos, que por cierto era precioso por dentro. Mañana por la mañana participaremos en la oración con los monjes, por lo demás no difiere mucho de un ryokan.


¿Y qué se hace en Koyasan? Lo primero disfrutar del paisaje hasta aquí, la frondosidad de los árboles y un poquito menos calor que en la ciudad. Luego los templos, empezando por Kongobuji, el principal templo de este grupos religioso y después del complejo de Dai-Garan, donde empezó todo.
Excepcionalmente encontramos aquí el único templo de los que hemos visto que no se ha quemado a lo largo de su historia y sobrevive tal cual.
Pero probablemente la visita más importante es el mausoleo de Kobo Daishi, considerado una de las figuras religiosas más importantes en Japón. Pero ojo, que no está muerto, sino en meditación eterna y de hecho le ofrendan comida dos veces al día. Desde su mausoleo se extiende un cementerio enorme con más de 200.000 tumbas. Y cuanto más cerca se esté de él, mejor. En Japón si eres importante te tienen que enterrar aquí. Incluso el Ieyasu, que vimos que tiene un mausoleo impresionante en  Nikko, se hizo construir aquí uno. Hoy me he acercado a ver el cementerio de noche, pero no he podido llegar hasta el mausoleo porque me cerraban las puertas del templo pronto. El plan es visitarlo mañana temprano con poca gente.
Así que una de las cosas que hemos hecho hoy es disfrutar del hotel o más bien deel templo: sus estancias, los baños, su WiFi y, por supuesto, la pedazo de cena vegetariana servida en la habitación. Además le he podido hacer una foto robada al onsen, aprovechando que estaba solo.

nulain

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