Todos los años esperamos con muchas ganas la primera inmersión de la temporada. Aprovechando el puente del 1 de Mayo cuatro amigos nos embarcamos en Calabardina, una pequeña pedanía de Águilas (Murcia). Calabardina tiene su origen en la actividad pesquera de la almadraba desde tiempos de los árabes, pero a día de hoy todo aquello ha desaparecido y nos encontramos una pequeña localidad turística con lo básico: un embarcadero, un paseo marítimo, un chiringuito en un extremo y un restaurante en el otro, muchas casas bajas tipo chalet y poco más. Unas calles hacia el interior hay también algunos locales sencillos que hacen las veces de restaurante, panadería, heladería, pastelería y seguramente hasta copas. Y por supuesto, su club de buceo "La Almadraba", si no, no habríamos venido. Para todo lo demás, tienes a cinco minutos en coche Águilas, donde puedes encontrar grandes supermercados y un centro comercial a la entrada.
El club de buceo lo regenta Diego, un experimentado buzo y hombre de mar más conocido como Cachocarne. Diego es un fenómeno de la organización que mueve personas, barcos, capitanes, buceadores, alojamiento y lo que necesites como pocos he visto. Cuenta eso sí con sus familiares para el negocio, por lo que el ambiente en el club es distendido e informal, a pesar de que a priori me echara para atrás juntarnos tantos buzos.
En la Web de "La Almadraba" podéis encontrar buena información de las zonas de inmersiones. En la imagen podéis las que tenemos en la propia bahía. Pero más a la derecha, siguiendo el Cabo, tenemos más puntos de inmersión. El club está muy cerca del embarcadero y del chiringuito, por lo que es perfecto en todos los sentidos.
En nuestra visita, hicimos todas las inmersiones en la Cueva de la Virgen, muy cerquita, por lo que el trayecto en lancha se hace muy cómodo. Inmersiones de entre 10 y 24 metros, con duraciones hasta de 60 minutos.
En resumen, un fin de semana estupendo, salvo porque el agua estaba aún un poco fría para mi gusto, normal en esta época del año (14º, 15º en el fondo, unos 16º a los 10 metros). En mi caso sólo hice una inmersión cada día, pero los más valientes - o mejor preparados - hicieron hasta tres inmersiones el sábado, incluyendo una nocturna. Por lo demás, mar en absoluta calma, una visibilidad estupenda, buena organización de las inmersiones, 5-6 personas por inmersión, fondos interesantes, buen guía...
Las inmersiones fueron siempre en la zona de la Cueva de la Virgen. Más que nada porque allí es donde ahora hay más vida. Se llevan trozos de pescado en cada inmersión, así que, nada más llegar el barco te ves rodeado de sargos y obladas. Hay bastantes pecios en la zona, por lo que se ve mucha vida entre sus restos.
Durante las inmersiones casi siempre fuimos acompañados por uno o dos dentones en busca de su ración de pescado y en los pecios hay motones de morenas y congrios bien cebaditos [...]. Algunos no estarán muy de acuerdo con esta práctica, pero lo cierto es que de un modo u otro se consigue mantener la vida en el mar y que poco a poco vaya resurgiendo. Nuestro mediterráneo está muy esquilmado.
Eso en cuanto a vida que tiene cuidada. Nudibránquios había a cascoporro, crátenas, flabelinas y planarias al por mayor y otros nudis de distintos tamaños, algunos minúsculos que vimos porque nuestro guía Luis es un apasionado de la vida minúscula y los buscaba hasta con lupa. Hay alguno que a simple vista apenas podíamos verlo, pero el venga a insistir. Además de eso, se asomaron a saludarnos algún ermitaño, sargo imperial, salpas, cabrachos pequeños, escórporas, alguna anguila jardinera, langostas, etc. En resumen, muy bonitas y entretenidas todas las inmersiones.
Uno del grupo hizo la nocturna de las 20:00 y vino encantado. Tal y como pintaba el mar y con luna llena, era una inmersión que no podía dejar escapar. Vieron sepias y sepiolas, pulpos, camarones, pez lagarto, lenguados, hermitaños, porcelanas, cangrejos, nudibránquio que no había visto antes, un cabracho que se estaba inflando a comer todo lo que pasaba cerca...
Como mi cámara me falló en las inmersiones, os dejo las fotos de mi amigo Juan, que además son mil veces mejores que las mías. ¡Gracias Juan!
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